Un doctor de la ley preguntó a Jesucristo, para ponerlo a prueba, qué había que hacer para poseer la vida eterna. Jesucristo, siguiendo la didáctica rabínica, le contesta con una pregunta: ¿Qué dice la ley?. Le responde que hay que amar al Dios y al prójimo; quien es mi prójimo y añade. Quien es mi prójimo. Para el judío el prójimo era únicamente otro judío, pero esto era discutible. Jesús se lo explica con la parábola.